29 nov 2007

Carta a los militantes.

Compañeros practiquemos el debate político que tanta falta le hace a nuestro partido
Invitamos a leer y a opinar sobre el contenido de esta carta


Estimadas(os) compañeras(os):

Hemos decidido dirigirnos a los militantes del Partido para expresar nuestra extrañeza, preocupación y rechazo ante las reiteradas e insistentes descalificaciones y trato ofensivo hacia los miembros de nuestra Mesa Directiva, manifestadas por parte de algunos compañeros, críticos y opositores internos a la actual conducción partidaria, a través de diferentes medios de comunicación pública.

Los compañeros miembros de la Mesa Ejecutiva han sido objeto de continuas adjetivaciones que ofenden y menoscaban a sus personas como asimismo a los mecanismos institucionales en que se ha generado su actual condición de dirigentes de nuestro Partido, según se señaló recientemente por parte de un compañero Diputado.

Frente a tales cuestiones queremos manifestar que, partiendo de la base del reconocimiento del legítimo derecho a la crítica como componente esencial de la democracia interna partidaria, nos parece sin embargo preocupante la apelación sistemática a una terminología que en sí misma repugna la limpia conciencia democrática del Partido Socialista, sus militantes, su historia y, por supuesto, la de los compañeros de nuestra Mesa Directiva.

Del mismo modo, no parece existir correspondencia evidente entre los hechos y los juicios y comentarios que se emiten por algunos compañeros. En primer lugar, y la omisión nos parece grave, el actual Comité Central del P. S. surgió de una elección interna convocada y realizada en los marcos y términos de nuestra legalidad, y la Mesa Ejecutiva recibió el mandato legítimo de esa máxima instancia partidaria, generada democráticamente. Estamos, en consecuencia, en presencia de una Mesa Directiva emergente de un proceso democrático interno que es propio del Partido Socialista y de su práctica política y orgánica.

Es menester también recordar que la Dirección Nacional anterior a la actual fue elegida en un Congreso General del Partido y como resultado de una votación forzada por la Mesa de ese entonces para prolongar su propio mandato más allá de los plazos estipulados por nuestras normas estatutarias.

Otras aseveraciones ofensivas, como las de estalinistas, son igualmente desmentidas por situaciones que incluso afectaron a quien hoy las emite. Tal es el caso de un compañero Diputado a quien se le pretendió acusar y juzgar ante la Comisión Política del Partido. La Mesa Ejecutiva fue en ese entonces categórica en oponerse a tal hecho y fue enfática en señalar que en los organismos políticos no se resuelven cuestiones disciplinarias ni diferendos orgánicos, puesto que para ello existen instancias específicas, como el Tribunal Supremo.

Sin perjuicio de lo anterior, y no siendo nuestro objetivo una revisión circunstanciada de hechos y datos como los aludidos, nos parece importante señalar que las críticas planteadas en tonos y términos persistentemente descalificatorios son una expresión paradojal de poco respeto y tolerancia. Independientemente de la intencionalidad de quienes emiten emiten estos juicios, lo cierto es que éstos contribuyen a envilecer y degradar el legítimo y siempre saludable debate democrático partidario. La estigmatización y los prejuicios son en esencia ajenos a la política, a la que sí le es consubstancial el argumento razonado.

La confianza y el respeto recíprocos entre nosotros así como la valoración y reconocimiento del valor de nuestras instancias y métodos institucionales aceptados y acordados democráticamente, constituyen elementos esenciales para resolver los problemas político-orgánicos partidarios. Ambos aspectos deben contribuir a su vez al mejoramiento continuo de nuestros niveles de debates, intercambios y tratamiento de los problemas que se nos presentan. Debemos tener siempre claro que cualquiera sea la naturaleza de dichos problemas, ellos nos son comunes en nuestra condición de socialistas.

El tratamiento adecuado de las cuestiones internas y el evitar reacciones evidentemente desproporcionadas, dada la naturaleza abordable y superable de las mismas, contribuirá, sin dudas, a la concentración de nuestros esfuerzos y recursos sobre las responsabilidades y materias de mayor envergadura que debe enfrentar el Partido al que pertenecemos.

Una de las prioridades fundamentales del Partido Socialista es, justamente, la necesidad de recuperar los sentidos y alcances estratégicos de la política. Ello es esencial para ser capaces de asumir las nuevas tendencias y datos de la realidad social y cultural, que fluyen como producto de las políticas que hemos implementado en estos años de reconstrucción democrática. Esta es una cuestión central del Congreso al que estamos convocados.

Las permanentes y, al parecer desgraciadamente sistemáticas, alusiones ofensivas expresadas en un lenguaje que abusa de conceptos y nociones radicalmente reñidas con la cultura del Partido Socialista de Chile, junto con empequeñecer los términos del necesario debate, más bien deja entrever la idea de insolvencia respecto de quienes asumen tales líneas discursivas. No tenemos obligación de persistir por tal camino. Es más, tenemos miles de razones para encauzar con serenidad el tratamiento de nuestras dificultades políticas de fondo respecto del país, así como también de los naturales e inherentes diferendos internos partidarios.

El Partido Socialista nació bajo la impronta de la lucha por la justicia social y la libertad. Las desviaciones contrarias a tal sentido han sido históricamente rechazadas. Tales características esenciales del socialismo chileno nunca han sido cuestionadas en nuestros ya largos años de vida. No nos parece justo, pertinente ni respetuoso intentar, por la vía de un lenguaje descuidado y desprovisto de toda correspondencia con los hechos, distorsionar la realidad y atribuir tan nefastas cualidades a nuestros compañeros dirigentes. Simplemente no lo merecen. Tampoco lo merece ninguno de los miles de socialistas que se esfuerzan por el desarrollo de las tareas que realiza nuestro Partido. Ningún compañero socialista lo merece.

Estamos seguros de que en esto estamos todos de acuerdo

Saludos fraternales,

Francisco Encina M.
Mahmud Aleuy P
Luciano Valle Acevedo
Julio Tito Pizarro

Santiago, Noviembre de 2007


No hay comentarios: