13 jun 2008

Insólita disputa entre columnista de El Mercurio y candidatos a presidentes de la UDI

Diario electrónico "Cambio21"


Carlos Peña: “Kast y Coloma están presos de una ilusión retrospectiva”.
Kast: “Peña aparece como el diablo vendiendo cruces”. Coloma: “Que respete a Jaime Guzmán”


Raro y a la vez curioso resulta ver a El Mercurio utilizado como ring de pelea para contrincantes de bandos que en apariencia podrían ser similares o, por lo menos, cercanos.

Por un lado está el prestigioso académico Carlos Peña, rector de la Universidad Diego Portales y columnista del decano. Por el otro, los dos candidatos a presidir la UDI, Juan Antonio Coloma y José Kast, unidos en la defensa de su partido y del ideólogo del mismo, Jaime Guzmán.

Todo comenzó el 1 de junio en el cuerpo D “Reportajes” con la habitual columna de Peña, donde tituló: “La UDI, esa rareza”.

A juicio del miembro del Consejo Asesor de Educación, el gremialismo “no tiene ideas, tiene tácticas, intereses, énfasis, pero no tiene propiamente ideas, tampoco arraigo preciso en la estructura social”. Además, “se formó al compás de los desvaríos del régimen militar”.

Sobre el éxito de la UDI, Peña es categórico. “No se debió a la virtud de su proyecto político, sino a dos o tres acontecimientos. A eso que Maquiavelo llamaba la fortuna. El primero fue el asesinato de Guzmán, que le permitió disponer de un mártir y componer así el comienzo de una hagiografía (todos los partidos de veras la tienen). El segundo fue el surgimiento de Lavín (un líder capaz de mezclar el carisma y el simplismo en dosis casi perfectas)”.

“Esos dos acontecimientos -la tragedia y la comedia- fueron claves en el éxito de la UDI, pero justamente porque se trata de acontecimientos, de cosas que ocurren sólo de vez en cuando, lo probable es que ese éxito no dure demasiado. La gente suele morir sólo una vez, y los líderes como Lavín acaban, como ha ocurrido ya, banalizando su propio carisma”.

Emerge Coloma

Una semana después, el senador Coloma recogió el guante y le respondió a Peña en el mismo cuerpo D. “Es claro que los prejuicios le impiden examinar al partido con la mínima dosis de objetividad”, comenzó, para luego soltar la pluma.

“Hay dos aspectos de su columna que no puedo dejar pasar. Primero, la referencia personal sobre Jaime Guzmán y, segundo, la actitud utilitaria que los dirigentes de la UDI habríamos dado a su asesinato. Lo primero es pequeño, lo segundo un error de mala fe. Pequeño, porque Guzmán fue durante toda su vida un hombre brillante como pocos, que defendió con coraje sus convicciones. Nunca rehuyó el debate, y descalificarlo hoy, cuando no puede defenderse, no es aceptable".

"Lo segundo, error de mala fe, porque deducir que para quienes fuimos sus amigos su muerte pudo haber sido de cualquier manera una fortuna es suponernos una condición humana miserable, sospecha que sólo podemos entender como consecuencia del encono”, soslayó.

“Practicamos un concepto de democracia que nos permite asumir con tranquilidad de espíritu descalificaciones aún tan acerbas como las suyas”, añadió.

Guzmán, el diablo

Mordaz. Así fue la carta que apareció en la sección editorial de El Mercurio el lunes 9 de junio de parte de Carlos Peña.

“Hegel (como habrá leído alguna vez el senador) llamó alma bella a quien, para conservar la pureza del corazón, evita relacionarse con la dura y tosca realidad. Guzmán -que, para bien o para mal, ofició de ideólogo de la dictadura y se entreveró con la más dura de las realidades y no precisamente del lado de las víctimas-, evidentemente no fue un alma bella”, redactó el profesional.

“Guzmán fue un político. Y los políticos de su estatura (aunque sus hagiógrafos procuren ocultarlo) terminan tarde o temprano (lo dijo Weber) pactando con el diablo”, sentenció.

Kast entra al baile

El aspirante “joven” del gremialismo, José Antonio Kast, no quiso quedarse al margen y le contestó a Peña el martes 10 de junio en la sección “Cartas al director”, lugar donde acusa “obsesión contra la UDI” de parte del académico.

Según el diputado, “vuelve a insistir en sus ironías contra Jaime Guzmán, a pesar de las fundadas respuestas que recibió su columna del domingo antepasado por parte del senador Coloma. Ni siquiera reconoce las faltas a la verdad en que incurrió, y que este último pone de manifiesto”.

“El señor Peña, muchas veces, se coloca en la posición de superioridad y perfección moral de las almas bellas hegelianas, y desde ahí suele aparecer -un agnóstico como él- como el diablo vendiendo cruces”, agregó.

¿Golpe de gracia o más leña al fuego?

Miércoles 11 de junio: mismas páginas, mismo protagonista, Carlos Peña.

“Temo que el diputado Kast y el senador Coloma están presos de una ilusión retrospectiva. No se explica de otra forma que nieguen, ya con porfía, verdades factuales como las que siguen: Que la UDI fue prohijada en una dictadura; su adhesión a la democracia liberal es tardía y que Guzmán no fue un alma bella”, insiste.

“Lo primero se prueba con un simple vistazo al pasado de algunos de sus dirigentes. Algunos de ellos (Coloma) fueron miembros de cuerpos consultivos de la dictadura; otros (Novoa), subsecretarios, y muchos, funcionarios municipales”, argumenta.

Sobre lo segundo, Peña afirma que “el gremialismo tuvo intensa cercanía con el corporativismo y desproveyó a la democracia liberal de toda virtud intrínseca. Es cosa de recordar las enseñanzas de Guzmán o leer la Declaración de Principios de la Junta (redactada por Guzmán) para reconocer allí la huella de ese pensador católico”.

Para el abogado de la Universidad Católica, Guzmán “no fue un alma bella. Justificó la dictadura y fue un político del más duro realismo".

"El diputado y el senador tienen todo el derecho a discutir esas afirmaciones, pero no a ofenderse, como si en vez de un partido fueran una advocación religiosa que defiende a uno de sus santos”, concluyó el catedrático.

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