por Gregorio Angelcos, Centros de Estudios Avance
Lo que se escucha a través de sus voceros es que estadísticamente, según el mago de las cifras Pepe Auth, la suma de votos puede aumentar en beneficio de los partidos de gobierno, y por tanto el objetivo principal de esta táctica obedecería a la misión de derrotar a la derecha en las urnas, garantizando un escenario de mayor expectativa para enfrentar las elecciones presidenciales futuras.
El electorado se enfrentará en las próximas elecciones a un diseño más amplio del espectro político tradicional, ya que las rupturas cupulares en algunos partidos como la DC. y el PPD, dan paso a dos nuevos referentes, Chile Primero de propiedad de Fernando Flores, y el Partido Regionalista Independiente, este último existente ya hace algunos años, pero con la llegada de Zaldívar y otros cuatro parlamentarios adquiere una presencia mediática de la que antes carecía.
Por otra parte, la coalición gobernante se divide en dos bloques para enfrentar las elecciones municipales en Octubre: la Concertación Democrática y la Concertación Progresista, a esto hay que agregarle el Juntos Podemos integrado por comunistas y humanistas principalmente, manteniéndose la “alianza” por Chile como la alternativa de oposición de mayor representatividad. Finalmente, es necesario considerar a diversos grupos de independientes que participan en este proceso con mucha voluntad, pero sin peso específico, lo que termina convirtiéndolos en facciones testimoniales dentro de la política nacional.
A partir de este nuevo escenario la pregunta es si se evidencia un cambio significativo en la forma de pensar y hacer la política que se constituya en una modalidad diferente a como se ha ejercido durante los últimos años. Y la respuesta es rotunda, nada cambiará después de los resultados y el ascenso al poder municipal de las nuevas autoridades en diciembre.
La educación y la salud de atención primaria continuarán bajo la égida de los municipios a pesar de su gradual deterioro, y con un desfinanciamiento que las mantendrán estáticas durante los próximos cuatro años, la vida comunal carecerá de una participación pluralista conducida por los alcaldes electos, quienes apoyados por las leyes legadas por la dictadura concentrarán la casi totalidad del poder en sus manos.
Entonces este maquillaje que se nos ofrece a través de opciones un poco más diversas que antaño, son el resultado de la falta de acuerdos para preservar las cuotas de poder y los intereses de cada uno de los partidos que entran en esta competencia. ¿Hay alguna diferencia conceptual de fondo entre las dos Concertaciones que se le ofrecen al electorado en la actualidad?. ¿La propuesta de la DC y el PS por una parte, y el PPD y los Radicales por la otra, son un síntoma de visiones estratégicas distintas en la forma de conducir gobiernos comunales?. Lo que se escucha a través de sus voceros es que estadísticamente, según el mago de las cifras Pepe Auth, la suma de votos puede aumentar en beneficio de los partidos de gobierno, y por tanto el objetivo principal de esta táctica obedecería a la misión de derrotar a la derecha en las urnas, garantizando un escenario de mayor expectativa para enfrentar las elecciones presidenciales futuras.
Prácticamente no se debate sobre la creación de mecanismos de transformación en la gestión de los municipios, y la necesidad de ampliar los espacios de participación y poder en las mismas. Simple mecanicismo carente de ideas de construcción de un país que ataque los flagelos instalados por el neoliberalismo. Y así la contienda será con muchas consignas vacías de contenido real, despilfarro de dinero, y un electorado dócil a la fórmula propuesta, que concurrirá a las urnas a legitimar a gran parte de los mismos por un nuevo período para que sigan “haciendo de las suyas”.
Por su parte la Alianza “por Chile”, ansiosa por alcanzar el Poder Ejecutivo, que a pesar de sus esfuerzos mediáticos y los contubernios destinados a bloquear una mejor gestión de los gobernantes, le ha sido esquivo en elecciones anteriores, descargarán toda su adrenalina en condenar cuanto error administrativo o síntoma de corrupción hayan podido cometer en el oficialismo central y comunal; pero con un tejado de vidrio enorme, diecisiete años de corrupción encubierta, y alcaldes investigados entre sus filas por la Contraloría General de la República.
De Chile Primero, con Flores hablando de modernización del Estado y la propagación tecnológica por el país como banderas de lucha, en circunstancias que los presupuestos son escasos e insuficientes en áreas básicas para un desarrollo equilibrado, sólo se puede decir que estamos frente a un habitante que pareciera creer que Chile es un país del primer mundo, cuando los índices educacionales, la política salarial, la expoliación del trabajador lo tienen sumido en una vida miserable, con una carga de problemas que van desde las carencias más básicas hasta un transporte precario y con una clara carga de hacinamiento, todas estas falencias ambientadas en una sociedad de consumo que los consume y lo endeuda cada día más.
Del Partido Regionalista Independiente, PRI, un híbrido que de independiente no tiene nada, y que preside el renegado del socialismo chileno, Juan Carlos Moraga, un personaje que se lo vincula con un pasado oscuro asociado a la dictadura militar. En este espacio ancla su potencial político y mediático Adolfo Zaldívar y los disidentes de la DC, quienes acusaron a su salida de la tienda concertacionista al grupo dirigente de corrupto por el estilo de gestión. Evidentemente aquí, la incoherencia ética es mayor.
Finalmente quedan los comunistas y humanistas, el referente Juntos Podemos, que hace por lo menos un par de años, dejaron de ser aliados, luego de la derrota del ex candidato presidencial Tomás Hirsch, quien llamó a votar nulo en la segunda vuelta, lo que habría causado la ruptura. Entonces esta alianza a la fecha es sólo de papel y su continuidad está sujeta a una convergencia en los acuerdos de futuro. El pacto por omisión en algunas comunas entre el PC y la Concertación aleja esta posibilidad de reencuentro en el corto plazo.
Como se puede apreciar el escenario está lleno de paradojas, no es posible relacionar en serio a radicales y pepedeístas como un núcleo progresista de la política chilena, como democráticos en plenitud a socialistas y democristianos mientras no democraticen sus propios partidos, controlados por fuertes y sólidas burocracias. De la derecha, que conserva entre sus filas y en su estilo, un lenguaje integrista y hegemónico que no representa una visión de país sustentado en la diversidad, con este segmento de la política chilena lo único predecible es la intensificación de la coerción para anular cualquier intento de cambio social. De Chile Primero, sólo reconocer un viraje a la derecha encarnado por Schaulsohn, y los sueños de grandeza ajenos a la realidad objetiva de un caudillo como Flores. De la alianza Moraga – Zaldivar, los del partido de los “independientes”, una pragmática convivencia para enfrentar la coyuntura, y de los que otrora fueran unidos o “Juntos” sin poder casi nada, una inviable posibilidad de crecimiento en el corto y mediano plazo.
Sin embargo, en cada uno de estos referentes es posible encontrar activos, grupos humanos inteligentes, creativos, cuya vocación es la política desprovista de intereses corporativos, que piensan en la necesidad de realizar cambios estructurales en la composición de la sociedad chilena, con una mentalidad de servicio y una matriz intelectual lejana al dominio del mercado, a las lógicas de las superestructuras, dispuestas a desestructurar en el lenguaje de Derrida, el sistema, para reordenarlo sobre premisas intelectuales, políticas y sociales que amplíen los derechos ciudadanos en lo económico, asignándole a la sociedad civil un mayor poder de decisión, con claras ventajas comparativas con relación a la paupérrima situación en la que viven. El tema central es articular a estos referentes latentes para iniciar una estrategia de cambio social que se requiere con urgencia.
1 sept 2008
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