por Roberto Avila T.
La izquierda es un entramado de sentimientos y una potente estructuración teórica. El optimismo histórico de la izquierda, que la hace metodológicamente crítica, es antes que nada un tributo a la esperanza, sin la convicción en que el hombre y la sociedad pueden mejorar todo cuestionamiento del presente se hace vacuo.
De la esperanza nace el coraje. Miles sino millones han muerto por la ideas del socialismo, Allende en La Moneda, el Che en una selva, Rosa Luxemburgo recibiendo el culatazo artero, Robespierre en la guillotina, Santucho solo contra el mundo, cuantos bajo la tortura, el montaje criminal, lanzados al mar, la lista se haría gigantesca.
Mil formas de dignidad ha desplegado la izquierda. Recabarren se negó a asumir como parlamentario cuando se le trato de imponer un juramento religioso que violentaba sus concepciones científicas del hombre y el universo. El 26 de Julio de 1989 Fidel Castro en Camaguey señaló “si mañana o cualquier día recibimos la noticia, que esperamos no ocurra jamás, de que la URSS se ha derrumbado o ha estallado en ella una contienda civil, Cuba y la revolución cubana seguirían resistiendo”. Y resistieron, no los pudieron aplastar y anexar, por hambre y enfermedades, como esperaba el gobierno norteamericano.
Ese abanico de coraje, esperanza y dignidad no es sólo un sentimiento sino también expresión de un optimismo histórico que teorizado por primera vez por Condorcet y Hegel encuentra en Marx una síntesis notable como expresión superior de la modernidad........Leer más
12 abr 2009
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