Los criticables actos de repudio a la dirigencia socialista en el acto recordatorio del golpe de Estado el día 11 de Septiembre por parte de militantes de base del Partido Comunista, son la expresión de las desconfianzas y diferencias que para muchos se han transformado en una peligrosa cultura política que, como en el pasado puede derivar en actitudes más graves, a no ser que se fortalezca el trabajo político de base- cuestión que en los hechos ocurre en muchos sectores- y que ambas direcciones den señales claras de diálogo y acuerdos políticos. (Ver más)
12 sept 2007
Las actividades conmemorativas del 11 de septiembre y la crisis de la izquierda
Los criticables actos de repudio a la dirigencia socialista en el acto recordatorio del golpe de Estado el día 11 de Septiembre por parte de militantes de base del Partido Comunista, son la expresión de las desconfianzas y diferencias que para muchos se han transformado en una peligrosa cultura política que, como en el pasado puede derivar en actitudes más graves, a no ser que se fortalezca el trabajo político de base- cuestión que en los hechos ocurre en muchos sectores- y que ambas direcciones den señales claras de diálogo y acuerdos políticos. (Ver más)
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Los criticables actos de repudio a la dirigencia socialista en el acto recordatorio del golpe de Estado el día 11 de Septiembre por parte de militantes de base del Partido Comunista, son la expresión de las desconfianzas y diferencias que para muchos se han transformado en una peligrosa cultura política que, como en el pasado puede derivar en actitudes más graves, a no ser que se fortalezca el trabajo político de base- cuestión que en los hechos ocurre en muchos sectores- y que ambas direcciones den señales claras de diálogo y acuerdos políticos.
La historia de las relaciones políticas entre el PS y el PC nunca ha sido fácil. Desde su fundación en Abril de 1933, el PS se constituyó en los hechos en un Partido que, junto con llenar un claro vacío de conducción ante la crisis derivada de las repercusiones de la gran depresión capitalista de 1929, también vino a disputar un lugar que para el PC constituía su espacio privilegiado: la clase obrera. Efectivamente el desarrollo capitalista había traído a la realidad social de Chile nuevas capas sociales que el Partido identificó en general como “trabajadores”, los que constituyeron desde su fundación su base de desarrollo y fuerza. Antes incluso de su fundación los principales lideres de la “República Socialista”, Marmaduque Grove, Eugenio Matte, debieron enfrentar el irónico rechazo a este importante hecho histórico calificado por la dirigencia del PC de la época de “pequeño burgués”. Estos desencuentros iniciales tuvieron sin embargo un largo periodo de fructífero encuentro con el Frente Popular que desde 1938 puso a la cabeza del Gobierno a Pedro Aguirre Cerda. Este hecho tuvo su génesis en la respuesta “chilena” a la política de los frentes antifascistas impulsados por los PC a nivel internacional que tuvo su correlato en la República Española y en Francia.
La crítica desarrollada al interior del PS acerca del desperfilamiento de las políticas de izquierda en el seno de los frentes populares hizo que el PS se retirara de esta alianza posterior a la muerte del Radical Juan Antonio Ríos (quien había reemplazado a Pedro Aguirre Cerda). El posterior Gobierno radical de Gabriel González Videla no contó con el apoyo del PS, sí con el del PC que al año debió sufrir la persecución y la ilegalidad debido a las presiones de EEUU sobre el Gobierno Radical una vez terminada la Segunda Guerra Mundial. Sectores minoritarios del PS apoyaron la Ley de Defensa de la Democracia (la Ley Maldita) en una clara manifestación de anticomunismo.
En 1952, la mayoría del PS apoyó la candidatura del ex dictador Calor Ibáñez del Campo y un minoritario PS apoyó a Salvador Allende en alianza con el P.Comunista.
En 1957 el PS se unió, se formó la Central Única de Trabajadores y se creó un nuevo referente de izquierda: el FRAP que llevó consecutivamente de candidato a Salvador Allende en 1958 y 1964. Fueron los años de férrea alianza aunque no exenta de legítimas diferencias que dieron pábulo a debates epistolares públicos. Las diferencias estratégicas para avanzar al socialismo basadas en diferencias de la matriz marxista entre ambos partidos y las distintas ópticas para visualizar los fenómenos internacionales que afectaban al socialismo formaron parte de los debates que, además proveyeron a las militancias de base de ambos partidos importantes insumos para el diálogo.
Esas diferencias no fueron obstáculo para el importante avance que significó el triunfo de la Unidad Popular en 1970.
Posterior al Golpe de Estado la alianza con el PC siguió actuando hasta que el 1979 se comenzaron a provocar las primeras diferencias que posteriormente culminaron en el cambio de estrategia del PS. Efectivamente, primero como consecuencia del proceso de renovación socialista y posteriormente con el derrumbe del socialismo europeo de matriz marxista soviética el PS tuvo una clara inflexión producto de la construcción en su interior de una nueva hegemonía política: cuestionó acríticamente el marxismo y rediseño su alianza estratégica: del PC a la DC. Esto se plasmó en la Concertación de Partidos por la Democracia, donde el PC quedó explícitamente excluido como pre condición de la DC.
Tras 17 años de Gobiernos concertacionistas donde el PS se ha movido entre dos aguas: tratando tibiamente de realizar reformas y por otro lado apoyando la esencia del modelo neoliberal las diferencias y desconfianzas tienen una sólida base.
Paradojalmente cuando la dirección del PC ha tendido lazos hacia la Concertación e iniciado diálogos con la derecha para reformar el sistema binominal, aceptando tibias reformas al mismo, (que le permitirían virtualmente tener una representación en el Parlamento) y cuando se inician conversaciones sobre posibles acuerdos para las próximas elecciones municipales, incluida la DC ( que hace poco no existía), surgen los hechos cuestionables del 11 de septiembre en el Monumento de Allende. La lógica de la superación de esas actitudes debiera ser recorrer un camino de unidad en el seno de las organizaciones sociales, sobre todo obreras y de trabajadores, - como el llamado Parlamento Político y Social-, iniciar un franco y público debate sobre las diferencias y coincidencias y promover iniciativas conjuntas en esa dirección como la desarrollada por Jorge Arrate y la Revista Nuevo Socialismo al calor de la idea transversal de diputados de la Concertación para terminar con las políticas de exclusión.
Estos son temas que deben ponerese ahora ya en la discusión política de la izquierda chilena
Si bien es lamentable lo que sucedió más incomprensible fue el cerco que se tendió alrededor de la moneda y la imposibilidad de miles de compañeros que quisieron ofrecer tributo a Salvador Allende.
Una vez más el ministro del interior y el gobierno se equivocaron al poner como objetivo principal la seguridad en el centro de santiago e incapaz de prever el papel que jugaron las bandas de narcos, en la noche, en las poblaciones
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