"Con Ffrench-Davis la Concertación se puede alinear"
El senador PS apuesta a revertir el cuadro político con la nominación de Ricardo Ffrench-Davis al Banco Central, por el que votarían los 20 senadores concertacionistas. Su mirada de largo plazo está en una nueva Constitución que se replantee cuestiones como el derecho de propiedad y advierte que el gran proyecto de reforma previsional corre el riesgo de quedar en una simple mejora de las pensiones asistenciales.
Con cara de agotado, rumbo a la última sesión del Senado donde se terminó de despachar el Presupuesto, saca de la billetera una minirradiografía de su columna. Y explica por qué al día siguiente lo espera el pabellón. Una operación más en la vida de Carlos Ominami, pero esta vez él no tendrá el control del bisturí. Ese que le lo ha hecho ser reconocido como el hábil operador político que es. Ya con el alta del galeno arremeterá, después del verano, la siguiente aventura: tratar de sacar a Camilo Escalona y la Nueva Izquierda de la conducción del Partido Socialista, como parte de la lista las Grandes Alamedas, que agrupa a la disidencia. "Es mi obligación participar de este esfuerzo, vamos a tener una elección disputada en abril, y va a ser muy importante lo que ocurra en el congreso partidario en marzo", señala, mientras enfilamos raudos por la Ruta 68.
Pero antes de hablar del PS, ¿cómo evalúa lo que pasó esta semana con la derrota del Gobierno en las platas para el Transantiago?
Creo que la derecha tenía la decisión de propinarle una derrota al Gobierno, y contaron con refuerzos. También el Gobierno inicialmente equivocó la estrategia, porque cuando planteó dineros para el conjunto del año que viene 145 millones de dólares , dando a entender que con eso podría financiar todo el 2008, hizo un planteamiento poco serio. Eso no se condecía con los resultados que estaban entregando los informes mensuales que producía el Ministerio de Transportes y que mostraban un déficit superior a los 30 millones por mes; no era un planteamiento creíble.
Pero al final sólo pidieron un puente de platas hasta abril, y luego se rediscutiría.
Creo que había que ir con el planteamiento del puente y del compromiso para tramitar un proyecto específico desde el inicio, eso podría haber facilitado las cosas. No es lo mismo allanarse a esa posibilidad una vez que se está con la soga al cuello, una vez que ya se desató la rebelión y que se dejó de manifiesto que los datos no coinciden. A principios de octubre, con Eduardo Frei planteamos formalmente esta opción al ministro de Transportes. Da lata estar teniendo sistemáticamente la razón en las cosas que uno advierte, pero la verdad ha sido ésa.......( Leer toda la entrevista)
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1 comentario:
La operación de Zaldívar y Flores sí fue un éxito. ¿Usted también es de los que piensa, como Escalona, que ambos formaron una alianza espuria con la derecha?
Es una alianza como se forman en los parlamentos; qué tan espuria va a ser es un tema que hay ver. Es un error dar por permanente algo que tiene un carácter esencialmente transitorio; Adolfo no puede contar sistemáticamente con la Alianza para sus planes de transformarse en un gran impulsor de modificaciones importantes al modelo; Flores tampoco puede contar con la Alianza para sus planes de impulsar más a fondo los procesos de innovación. El Gobierno tiene una oportunidad de cambiar la situación política, pero no sé si lo va a hacer.
¿Cómo así?
Hay una carta firmada por 20 senadores pidiendo que la Presidenta proponga a Ricardo Ffrench-Davis como consejero del Banco Central, y hay un compromiso de los 20 senadores de apoyar esa propuesta. Ahí, en el Banco Central, está la posibilidad de realinear a la Concertación y tener esos votos en torno a una decisión. Sería un aire nuevo dentro de un neoliberalismo grisáceo que hoy día está instalado dentro de la propia Concertación.
¿Se conforma con que entre al consejo o aspira que Freench-Davis sea el próximo presidente del Central?
Creo que él lo haría muy bien de presidente del Central. Algunos dicen que rompería el equilibrio, y a esta altura eso no tiene ningún fundamento, porque las definiciones partidarias en el Banco Central no tienen importancia. Lo que importa es si uno tiene sesgo financiero o sesgo productivista, si tiene una mirada más de largo plazo o una más contingente. Ffrench-Davis podría entregar la mirada más productivista, más de mediano plazo, y obligar al Central a salir de un cierto facilismo.
En ese acuerdo también están Flores y Zaldívar.
Por eso mismo, ellos son firmantes de esta carta. Para la Concertación sería muy espectacular poder congregar a sus 20 senadores en cosas relevantes que tienen que ver con superar la matriz neoliberal, como lo ha dicho la Presidenta.
¿Y qué significaría para usted y para la Concertación que la Presidenta no nominara a Ricardo Ffrench-Davis?
El triunfo del continuismo. Y esta idea, que planteó la Presidenta con mucha fuerza, de que uno de los grandes objetivos de la Concertación era superar la matriz neoliberal, quedará como otro de los desafíos pendientes.
Zaldívar se defiende diciendo que cuando el Gobierno llega a un acuerdo con la derecha en educación, se levantan las manos. Y si ellos llegan a un acuerdo con la oposición para una alternativa diferente para el Transantiago, entonces son traidores.
Por eso creo que estas descalificaciones brutales a Zaldívar y Flores no tienen fundamento si provienen de los mismos que 48 horas antes estaban levantando las manos de la oposición con cara de emoción. Tiene que haber una cierta simetría, no puede ser que en algunos momentos los que pueden coincidir con la oposición se transformen en unos malvados, y 48 horas antes hayan sido héroes. Yo reprocho cosas distintas. Traté de conversar con Fernando Flores, hablé con Jorge Schaulsohn, y en el mismo momento en que estaban preparando un documento con la derecha, todavía mantenían algún tipo de conversación hacia este lado. Les faltó un poco de franqueza.
Frei habló nuevamente del fracaso del Transantiago. ¿Ha sido mal manejado el tema por el ministro Cortázar?
No comparto el punto de vista de Frei. Creo haber aportado en la necesidad de mejorar sustancialmente el proyecto que inicialmente planteó Cortázar. Él mismo me ha reconocido que el esfuerzo que hicimos para introducir modificaciones, para condicionar la entrega de recursos, particularmente la modificación de los contratos, hoy se ha transformado en la piedra angular de lo que es un mejoramiento objetivo. El sistema hoy está en mejor pie que en su inicio el 10 de febrero; tenía menos de cinco mil buses y ahora va a tener 6.500; tenía contratos que daban lo mismo para las empresas si hacían las cosas bien o mal, hoy día nos acercamos más a una tarificación por pasajero transportado; tenemos un atisbo de mejor tecnología, luego de la ausencia y la insuficiencia tecnológica con la que partió el sistema; había menos de tres mil paraderos y ahora hay más de siete mil; había 32 zonas pagas, hoy hay más de 70. No se ha perdido el tiempo, no se han perdido los recursos, lo que ocurre es que la percepción de la gente sigue siendo muy mala, y mientras no se restablezca esa percepción va a ser muy difícil mejorar las cosas.
Entonces no está de acuerdo con Frei en ese punto.
Advierto que muchos que hablan de un rediseño integral, incluso en ese manifiesto de la oposición que firmaron Flores y Zaldívar, no saben de lo que están hablando.
LA IZQUIERDA POLÍTICA Y LA DERECHA ECONÓMICA
¿Hasta qué punto el fracaso del Transantiago es también el fracaso de la tecnocracia neoliberal que toma decisiones en la Concertación en este tipo de asuntos?
Hice una cierta reflexión crítica del Transantiago, porque ha sido la peor cara de las visiones neoliberales en materia de políticas públicas. El neoliberalismo ha hecho gárgaras con esto de las soluciones privadas a los problemas públicos.
Y además Transantiago ocurre en los dos gobiernos de la izquierda de la Concertación.
Son bastante más que problemas de implementación y de diseño, son problemas de paradigma. Tienen que ver con la mayor o menor convicción que uno tiene sobre el servicio público, tiene que ver con el ordenamiento de las prioridades: no se ordenaron poniendo por delante la satisfacción de los usuarios, sino que la rentabilidad de los privados. Ese es el pecado capital de los gobiernos de Lagos y de Bachelet.
Ustedes han generado en el PS una lista alternativa a la actual mesa, y proponen hasta una nueva Constitución. Imagino que todo eso será a partir de 2010, porque este Gobierno ya tiene claro lo que le queda por hacer.
Es lo propio de los partidos estar abriendo horizontes. Esa discusión debería haberse planteado hacia finales del Gobierno de Frei, cuando comenzaban a advertirse los primeros síntomas de agotamiento de un ciclo político y económico.
La lista de ustedes, Grandes Alamedas, está hablando de un cambio en la Constitución, pero en rigor lo que se requiere es una modificación del sistema político, que no necesariamente es lo mismo.
Hay varias cosas. Por ejemplo, todo lo que tiene que ver con el ordenamiento social que no ha sido tocado. No deja de ser una paradoja que Chile todavía no pueda suscribir un acuerdo de protección de inversión con Estados Unidos por el tema del secreto bancario. Y éste, a su vez, amparado por ese cerrojo que le otorga la Constitución a la propiedad privada. Esta es una Constitución que desde ese punto de vista es irreformable, que hace de la propiedad privada, y no de los derechos sociales de las personas, el ancla del ordenamiento constitucional.
Pero al tocar el derecho de propiedad se activan alarmas políticas de proporciones insospechadas.
Pero, por ejemplo, creo que nos vamos a enfrentar en la reforma previsional, si no se genera apoyo para el ingreso de los bancos, a que todos los que están planteando el tema de la AFP estatal por una vía distinta, se van a estrellar con el alto quórum que requiere una iniciativa para que el Estado desarrolle una actividad empresarial.
¿Una reforma previsional sin AFP estatal queda coja desde el punto de vista del objetivo político de la Concertación?
Absolutamente. He manifestado mi preocupación que esta gran reforma pudiera quedarse sólo en un proyecto importante de mejoramiento de la pensión asistencial, pero por debajo de las exigencias que habría que ponerle a una verdadera reforma previsional.
Una vez más, una expectativa no cumplida.
Estamos en la lucha, no hay que desanimarse. Es descabellado aprobar ahora una reforma previsional que no le entregue hasta el 1 de julio de 2010 ningún tipo de beneficio a un pensionado que gana por sobre 75 mil pesos, después del cambio de este Gobierno. A esos viejos habrá que decirles: "Todavía tiene que esperar", y probablemente muchos de ellos se mueran de aquí a esa fecha; es algo que no se sostiene. Hay que hacer un esfuerzo por pasar de una mejora en la reforma asistencial a una verdadera reforma previsional.
Si esta plataforma de transformación del statu quo no se hizo con Bachelet, que es la persona con mayor sensibilidad en ese sentido, ¿qué hace pensar que Lagos, Insulza o Alvear lo harán?
En el caso de Bachelet se ha dado una paradoja: esta articulación entre un sector más de izquierda con una conducción económica más de derecha, porque esta ha sido la conducción más conservadora que ha tenido el país en materia económica. En relación con el futuro, la única manera de garantizar que las cosas se orienten en carriles distintos pasa por poner énfasis en las cosas que queremos hacer y no en los nombres de los candidatos. Están pasando cosas: el planteamiento de la Asamblea Constituyente y la nueva Constitución fue ampliamente apoyado por la DC. Nosotros lo vamos a ganar también dentro del socialismo, y va a haber una suerte de consenso dentro de la Concertación en torno a eso. Quien quiera encabezar el esfuerzo de la Concertación tendrá que comprometerse con eso, de lo contrario no califica como candidato.
Usted dijo respecto del actual clima interno del PS, que "esto ha llegado demasiado lejos". ¿A qué se refería?
El PS es un partido que dejó de funcionar como esa casa común de la izquierda, tiene algo como de pequeño partido de Estado. Quienes somos críticos finalmente quedamos desarmados frente a la operación de grupos fraccionados que tienen delegados, lógicas propias, que tienen sus maneras internas de organizarse, que son eficaces desde el punto de vista de la administración del aparato, pero que son corrosivos desde el punto de vista del proyecto común. Cualquier ciudadano que entra al PS con una buena motivación se da cuenta rápidamente que aquí hay que tomar dos determinaciones si uno quiere tener algún tipo de influencia: entrar al PS y luego integrarse a la nueva izquierda. Todo esto se ha traducido en un deterioro en la convivencia interna.
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