18 nov 2007

Necesidad económica y obligación moral y política de acometer la Nacionalización de la Gran Minería del Cobre

Camaradas:
Como Uds. deben saber, los miltantes podemos presentar mociones políticas para el Congreso del PS, y con un grupo de camaradas hemos elaborado una proposición por la renacionalización de la gran minería, y si Uds. y otros militantes del PS, que puedan o quieran contactar, están de acuerdo con esta proposición y quieren adherir, me lo hacen saber antes del 26 de noviembre, para agregarlos como apoyo a esta moción.
Fraternalmente y por la renacionalización
Moción presentada por:

Julián Alcayaga O., Economista, militante del comunal Illapel

Y apoyada por los siguientes militantes del Partido Socialista:
Carmen Lazo, miembro del Comité Central, comunal Santiago
Arturo Barrios Arriagada, miembro del Comité Central, comunal La Granja
Héctor Vega, Economista, comunal Providencia
Claudio Pérez, Economista, comunal Santiago
Osvaldo Casanga, Profesor, comunal San Miguel

Ver la la proposición completa

1 comentario:

Anónimo dijo...

Durante los 12 días de la República Socialista de 1932, que duró del 4 al 16 de junio de ese año, que dirigieron los fundadores del Partido Socialista, camaradas Marmaduque Grove y Eugenio Matte Hurtado, fue preparado un decreto ley que facultaba al Presidente de la República a caducar las pertenencias mineras de las empresas extranjeras, pero a los dos días de este proyecto, el 16 de junio de 1932, la derecha y las fuerzas que estaban al servicio de las grandes empresas extranjeras, yanaconas que nunca han faltado en Chile, dieron un nuevo golpe de Estado pro imperialista, que durante 100 días tuvo a su cabeza al pronorteamericano gobierno de Carlos Dávila, que liquidó el primer intento de nacionalización de la gran minería que se realizó en nuestro país.

Posteriormente fueron muchos los políticos de izquierda, que lucharon y trabajaron por crear conciencia en nuestro pueblo en la necesidad de la nacionalización de la gran minería del cobre. Senadores comunistas y socialistas, presentaron en el Senado algunos proyectos de nacionalización que nunca prosperaron, pero gracias a la labor de estos grandes dirigentes políticos, y de una gran cantidad de profesionales y militantes de los partidos de izquierda e incluso de algunos políticos de centro y de derecha, que por varias generaciones lucharon por crear conciencia en la necesidad de la nacionalización de la gran minería del cobre, el 11 de julio de 1971, por la unanimidad del Congreso Nacional, se aprobó la Reforma Constitucional de Nacionalización de la Gran Minería del Cobre, presentada por el gobierno de nuestro gran camarada el Presidente Salvador Allende. Hasta que se logró la nacionalización, habían pasado cerca de siete décadas desde que se había iniciado la explotación minera a gran escala por empresas norteamericanas.

La nacionalización de la gran minería del cobre, no fue solo el fruto de posiciones políticas o ideológicas de algunos partidos políticos y del movimiento social, ni corresponde solo a una justa reivindicación del pueblo chileno, sino que se sustenta y adquiere legitimidad internacional en la Resolución 1803 de la XVII Asamblea General de las Naciones Unidas, que el 14 de diciembre de 1962 acordó la "Resolución sobre Soberanía Permanente de los Recursos Naturales", que reconoce "el derecho inalienable de todo Estado a disponer libremente de sus riquezas naturales en conformidad a sus intereses nacionales y en el respeto a la independencia económica de los Estados... La nacionalización, la expropiación o la requisición deberán fundarse en razones o motivos de utilidad pública, de seguridad y de interés nacional, los cuales se reconocen como superiores al mero interés particular o privado, tanto nacional como extranjero".

La legitimidad de la nacionalización es indiscutida, y su absoluta justeza también, pero además, con el tiempo se convirtió de lejos en el mayor éxito económico de toda nuestra historia, como lo demuestran los siguientes datos. Desde 1971 hasta el año 2007, la nacionalización a través de Codelco, le ha entregado más de 50 mil millones de dólares al erario nacional, lo que es más del doble que el impuesto a la renta de primera categoría que han pagado absolutamente todas las empresas privadas de todo tipo que existen o han existido en Chile en este mismo período de tiempo, incluyendo los bancos, compañías de seguro, AFP, empresas mineras, forestales, industriales, pesqueras, etc. Es cierto que estamos comparando los aportes totales de Codelco, que representa el 100 % de sus utilidades, con el impuesto de primera categoría de las empresas privadas que es sólo de 17 % en la actualidad, pero a la vez, es comparar los aportes de una sola empresa del Estado, Codelco, con el aporte de decenas de miles de empresas privadas de todo tipo. Esta es la dimensión económica de lo que significa la nacionalización del cobre.

Ante estas solas cifras, resulta incomprensible que tanto la dictadura como los gobiernos de la Concertación, hayan legislado expresamente para permitir la desnacionalización de nuestra gran minería, al permitir la inversión extranjera hasta tal extremo, que en la actualidad los dos tercios de la producción chilena de cobre está nuevamente en manos de empresas extranjeras, siendo que en 1973 no alcanzaban a producir el 10 % de la producción nacional, y solo el 17 % en 1989, lo que indica que la desnacionalización se produjo esencialmente durante la vigencia de los gobiernos de la Concertación.

La ley que produjo la estampida de la inversión extranjera en Chile, es la 18.985, que al mismo tiempo que aumentaba “transitoriamente” el IVA de 16 a 18 %, prácticamente suprimió la tributación de las mineras extranjeras, al pasar de renta presunta a renta efectiva. Al no tener que pagar impuestos, la inversión y la producción minera extranjera creció a niveles irracionales, generando sobreproducción y colapso total del precio del cobre que cayó de 1,5 dólares la libra en 1989, a solo 0,6 dólares en 1999, lo que provocó un daño inconmensurable e irreparable a la economía nacional. La sobreproducción desapareció y el precio del cobre aumentó, solo gracias a que la producción chilena bajó considerablemente, por efecto del Tratado Minero con Argentina, y sobretodo porque dicho tratado no pudo funcionar por disposición del Tribunal Constitucional.

Cuando el precio del cobre era bajo, la diferencia entre los aportes de las mineras privadas y la estatal no era muy evidente, puesto que los aportes de Codelco eran poco significativos y los aportes de las mineras extranjeras casi inexistentes. Comparar lo poco con la nada no resultaba ilustrativo, pero ahora, con el elevado precio del cobre, las diferencias entre los aportes de Codelco y la minería extranjera son abismales. En el 2006 los aportes de Codelco alcanzaron a los 9.215 millones de dólares, mientras que las mineras extranjeras durante ese mismo año, pagaron solamente alrededor de 3 mil millones de dólares, sumando el impuesto a la renta y el royalty 2. Es decir, aportan tres veces menos que Codelco produciendo dos veces más. Matemáticamente, esto quiere decir que por tonelada producida, Codelco aporta al Estado 6,3 veces más que las mineras extranjeras. Si Codelco explotara también los yacimientos mineros que hoy poseen las mineras extranjeras, estos yacimientos aportarían al Estado 19 mil millones de dólares, en vez de los 3 mil actuales. Esta diferencia de 16 mil millones, es lo que los chilenos perdemos año a año, por no tener nacionalizadas estas empresas, lo que es una razón más que suficiente para nacionalizarlas.

Una segunda razón para renacionalizar nuestro cobre, también es de carácter económico, y está dado por la fabulosa dimensión de esta riqueza, puesto que Chile posee cerca del 50 % de las reservas mundiales de este metal, que tiene un valor estratégico y económico de extrema importancia para la humanidad, que solo es superado por el petróleo. El valor presente de estas reservas de cobre supera ampliamente la colosal cifra de 3 billones de dólares, es decir más de 3 millones de millones de dólares. No es admisible que una tal extraordinaria riqueza quede en manos de empresas extranjeras que nada o muy poco aportan al país. Recordemos al respecto, que La Disputada de Las Condes, que hoy se denomina Minera Sur Andes, desde 1979 hasta el 2005, no pagó un solo peso de impuesto a la renta. Es el ejemplo más evidente que nada justificaba ni justifica la inversión extranjera en nuestra minería.

Una tercera razón para nacionalizar la gran minería, está dado por la experiencia y los conocimientos que han alcanzado en esta industria nuestros trabajadores y nuestros profesionales, lo que significa que los chilenos no necesitamos trabajadores ni técnicos extranjeros, ni tampoco necesitamos ingenieros de minas, o ingenieros civiles, administradores o cualquier otro tipo de profesionales extranjeros, para explotar nuestras riquezas mineras. Somos absolutamente autosuficientes para ello.

Finalmente, no existe ningún impedimento de orden legal, constitucional, ni internacional, que nos impida nacionalizar nuestras riquezas básicas.

En suma, no existe ninguna razón técnica, económica o social, que justifiquen que se siga permitiendo la inversión extranjera en nuestra gran minería, ni existe ninguna razón constitucional ni de legalidad internacional, que impidan la nacionalización de las empresas mineras extranjeras.

En septiembre de 1983, Radomiro Tomic, en repudio a la actual ley minera, con sus propios recursos publicó un inserto en El Mercurio, donde pronosticaba: “Más temprano que tarde el cobre volverá a ser chileno”. Diez años antes, nuestro Presidente mártir, al despedirse de su pueblo, sentenciaba: Más temprano que tarde otros hombres marcharán por las grandes alamedas... Y ese momento en que otros hombres marchen por las grandes alamedas para que el cobre vuelva a ser chileno, creemos que ha llegado, si nuestro partido, el Socialista, lidera nuevamente esta justa batalla, incorporando en su programa de hoy y no del mañana, la nacionalización inmediata de la gran minería, lo que también debe estar en el programa de gobierno de la Concertación, porque un gran demócrata cristiano, Radomiro Tomic, nos dejó como legado que más temprano que tarde el cobre volverá a ser chileno...

Moción presentada por
Julián Alcayaga O., Economista, militante del comunal Illapel

Y apoyada por los siguientes militantes del Partido Socialista
Carmen Lazo, miembro del Comité Central, comunal Santiago
Arturo Barrios Arriagada, miembro del Comité Central, comunal La Granja
Héctor Vega, Economista, comunal Providencia
Claudio Pérez, Economista, comunal Santiago
Osvaldo Casanga, Profesor, comunal San Miguel