por Ariel Ulloa, militante del Regional Concepción
La realización del XXVIII Congreso General Salvador Allende era la oportunidad para una reflexión profunda de la realidad actual y sus tendencias económicas, sociales y culturales en el contexto de un sociedad instalada en los umbrales del siglo XXI., para mirar con equilibrio y rigor el balance de lo avanzado y, sobre todo, de cuánto aun falta por hacer de nuestro proyecto de reconstrucción democrática, en justicia e igualdad social., para determinar - como resultado de un vigoroso y participativo proceso de análisis, discusión y propuestas militante - las posibilidades y limites de nuestras acciones políticas, sin debilitar la misión transformadora que da sentido a la proyección histórica del socialismo chileno.
En el Año del Centenario del Natalicio del Compañero Salvador Allende, era imperativo que este Congreso honrara su memoria y su pensamiento, recogiendo y proyectando el carácter esencial de su herencia ética y política: Unir y movilizar al Partido Socialista dotado -por la voluntad de sus bases allendistas- de un proyecto de reconstrucción democrática de amplia mayoría social y política, que abra paso y posibilite un programa de objetivos de clara inspiración democrática y popular, como la única alternativa posible -desde la racionalidad y conforme a una visión apegada a la realidad- para superar las inequidades inherentes al modelo neoliberal, el Estado Subsidiario y la Constitución que los ampara.
Sin embargo, lo que se ha verificado es un Congreso que no merece llevar como símbolo el ejemplo y los valores que encarna la figura inolvidable del Compañero Salvador Allende.
Ha sido un Congreso precario. De acuerdo a los datos oficiales, el máximo evento partidario no representó a más de 6% de la militancia empadronada y su constitución y desarrollo importó graves transgresiones estatutarias y morales. Hubo delegados de Comunales que no realizaron Congreso o carecieron del Quórum legal exigible para llevarlo a cabo. En vez de recibir una cuenta del estado político orgánico del Partido, como lo establece el Art. 31 del Estatuto, hemos asistido a un informe del quehacer gubernamental que, más allá de sus meritos, imposibilitó al Congreso General discutir la cuenta del CC, como lo manda el Estatuto.
La Recuperación Orgánica desde la Base Militante
El Congreso ha puesto de manifiesto una innegable crisis política y orgánica en el seno del Partido, que teniendo causales multifactoriales, se ha intensificado principalmente por un estilo de conducción excluyente, que privilegia su hegemonía basada en el predominio de tendencias obedientes a un mando centralizado de carácter fraccional, por sobre la libre expresión de corrientes de ideas, negando al PS su condición de espacio reflexivo crítico consustancial a su trayectoria histórica. En estas condiciones prevalecientes la militancia deja de valorar y progresivamente se aleja de una estructura orgánica que ya no hace posible la educación partidaria ni se constituye en el ámbito propicio para informar y ser informado ni menos para proponer iniciativas políticas y ejercitar la sana crítica. En nuestro Partido hoy predomina más el sentido de control que el espíritu democrático y fraternal.
No existe o se ha desmejorado un ambiente partidario marcado por el respeto a la dignidad de los militantes y, en su lugar, aparecen expresiones groseras de intolerancia a quienes sustentan puntos de vista distintos a los que emanan de las fuentes oficialistas . Este contexto anómico que ignora trayectoria y experiencia facilita las manifestaciones de “arribismo” o conductas “escaladoras”, amparadas por la percepción de incondicionalidad recíproca de quienes tienen sentido de pertenencia a una fracción con influencia en los niveles de decisión partidaria. Particularmente grotesca es la práctica direccional que selecciona, promueve y premia a militantes para servir cargos en la administración del Estado, reemplazando los criterios de idoneidad y competencias por el grado de incondicionalidad de los mismos. Este estilo y tipo de conducción política - que retroalimenta el clientelismo y la subordinación- desprecia o restringe la democracia interna y atenta contra la unidad y un necesario propósito de integración que debiera emplazarse en cada nivel direccional.
Por ello, el primer requisito de recomposición política y moral del Partido es la recuperación de la democracia y el respeto de la legalidad interna, concentrando todas nuestra energías en función de la realización de los objetivos partidarios en un ambiente de plena libertad y respeto a la dignidad de todos los militantes. El PS debe dejar de ser el partido de los funcionarios y los “barones”, para volver a ser el Partido de las Ideas y de los militantes.
Este proceso de recuperación democrática del Partido se juega en la base, de allí que sea imperativo y obligatorio volver a los Núcleos junto con impulsar el fortalecimiento de las instancias Seccionales, Comunales y de toda suerte de estructuras funcionales que hagan posible la articulación y participación de nuestros compañeros trabajadores, pobladores, estudiantes, profesionales y técnicos; de Brigadas en los campos de la Salud y la Educación, así como una creciente coordinación de quienes actúan en los ámbitos territoriales más diversos. En cada lugar abandonado por la inoperancia direccional, debe expresarse de nuevo el pensamiento y la acción socialista.
Este proceso de recuperación partidaria debe ir acompañado de un potente esfuerzo de regionalización y descentralización orgánica, colocando para este propósito todos los recursos, todos los activos partidarios, los esfuerzos de formación política y el inicio de cualquier determinación para la generación de mandatarios, funcionarios públicos regionales y dirigentes. Asumir con decisión esta premisa de regionalización permite sintonizar al Partido con las tendencias objetivas en tal dirección, reduciendo y eliminando la perpetuación de un centralismo decimonónico y conservador.
Vivir la democracia en el Partido es tanto como volver al Partido de las Ideas.
Es urgente volver a ser un Partido de Militantes y no solamente de funcionarios, en el que cada compañero o compañera socialista lo sienta su hogar, se sienta parte de una casa y causa común , donde pueda llegar, ser respetado y escuchado. Esta recuperación así concebida debe fundarse en la renovación de nuestro compromiso de lealtad a los Principios y a los valores históricos del socialismo chileno como partido de los trabajadores y excluidos del desarrollo social. Superar el actual estado de la situación partidaria exige voluntad unitaria, amplitud y generosidad porque el Partido les pertenece a todos aquellos que consagran sus empeños para que éste recupere su sentido de misión al lado de los trabajadores y el pueblo. Impulsamos con decisión el eje esencial de la Recuperación del Partido para el Pueblo de Chile : Un gran consenso por la base, para retomar la herencia política y moral del Presidente Allende y honrar la memoria de los que lucharon por una organización al servicio de la causa popular.
Es tiempo que el pueblo socialista - la militancia allendista – se haga cargo de la conducción del Partido, comenzando por la Región del Bio Bio , para producir un auténtico cambio en todos los niveles direccionales y desde allí contribuir a la formulación y construcción de una nueva y más amplia alianza política que supere a la actual Concertación, agotada, desacreditada e insuficiente para impulsar el proyecto de transformaciones profundas en justicia, democracia e igualdad social , orientado en la perspectiva de superación de la pobreza, la ignorancia, la explotación y las desigualdades que genera el capitalismo globalizado y el neoliberalismo.
Como todo programa, este deberá ser una construcción histórica, actualizada, con apego a nuestra identidad y de acuerdo a la realidad nacional. Ello pasa por la construcción democrática de nuevas mayorías sociales, políticas y electorales, inclusivas de todos los sectores políticos y sociales dispuestos a entenderse para luchar por una institucionalidad democrática, que supere los enclaves de la herencia pinochetista, que respete su propia diversidad y sea capaz de converger a una nueva alianza - cultural y políticamente abierta a nuevos entendimientos - que importe la unidad superior de una Nueva Concertación Democrática y Popular, que pueda convocar y movilizar a todas las fuerzas que den sustento a la edificación de una Patria Justa para Todos.
En el año del Centenario del natalicio del compañero Allende llamamos a nuestras compañeras y compañeros a transformar el proceso de elecciones internas en un limpio y transparente ejercicio democrático para generar autoridades legítimas, asumiendo el compromiso de impulsar y ejecutar el siguiente Programa de Recuperación Partidaria:
1.- ASAMBLEA CONSTITUYENTE Y NUEVA CONSTITUCION POLITICA DEL ESTADO.
El primer paso hacia una nueva convergencia democrática debe ser la convocatoria a una Asamblea Constituyente que genere desde la base y de manera democrática un ordenamiento jurídico constitucional que asegure nuevos derechos y garantías, que haga al pueblo protagonista de su destino. Es claro que desde el actual Congreso de la República no puede esperarse la sustitución de la Constitución del 80 por una genuinamente democrática. Ello posibilitará un país efectivamente descentralizado con gobiernos regionales y comunales de verdad, con autonomía, facultades y recursos; una ciudadanía más activa y comprometida con la política de un nuevo progresismo avanzado, una sociedad civil más fuerte y organizada, con nuevas redes que incrementen su capital social, con más sindicalismo y negociación colectiva, con una juventud inspirada en el logro de una nueva sociedad, con ideales y compromisos de acción política.
2.- DEMOCRACIA PLENA Y SISTEMA ELECTORAL PROPORCIONAL
El nuevo acuerdo democrático y principalmente el Partido Socialista deben luchar por el fin a la exclusión política y social expresada en el binominalismo. Debe promoverse desde la base social un nuevo sistema electoral que integre y represente todas las fuerzas políticas, sociales, étnicas y culturales existentes en el país. Es del todo evidente que la composición del Congreso Nacional hace inviable una reforma de estos alcances.
3.- POLITICA AMBIENTAL Y DESARROLLO SUSTENTABLE
4.- COMPROMISO CON LA PROBIDAD Y LA TRANSPARENCIA PUBLICA
El Partido dispone de un Código de Etica que norma la conducta moral de nuestros militantes y mandatarios. Sin embargo, es del todo evidente que en un cuadro de deterioro progresivo, como queda acreditado por la existencia de varios parlamentarios formalizados y procesados, así como ex altos funcionarios del estado son llevados a tribunales por eventuales responsabilidades derivadas de un nivel de gestión escandalosamente poco prolijo, la voz de nuestro Partido ha sido débil o inexistente, semejante al silencio de las cúpulas partidarias frente a la acusación constitucional del compañero Senador Alejandro Navarro.
5.- DESARROLLO ORGANICO REGIONAL Y COMUNAL
Para enfrentar estos nuevos desafíos que impone la sociedad moderna y los retos de nuestra propia recuperación partidaria es indispensable comprometer los mejores esfuerzos y toda nuestra voluntad para pasar de los precarios niveles de desarrollo organizacional actuales a través de un conjunto de iniciativas orgánicas, a saber:
- Regionalización y Desarrollo Comunal del Partido
- Desarrollo de nuevos contingentes de militantes, prioritariamente en los ámbitos de mujeres y jóvenes
- Organización y funcionamiento de la Escuela de Cuadros a nivel regional
- Recuperación y activación de los Frentes de Masas
- Creación y operación de la Oficina de Solidaridad del Militante
- Diseño y ejecución del Plan de Desarrollo Orgánico y Político a nivel Comunal y Regional, que contemple un difundido programa de Ampliados Comunales bimensuales y de eventos de Evaluación y Programación de Iniciativas Políticas con la presencia de los miembros del CC regionales, mandatarios y altos funcionarios de la Administración del Estado
EN EL AÑO DEL CENTENARIO DEL NATALICIO DE ALLENDE, A RECUPERAR EL PARTIDO DESDE LA BASE
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