Cuando la derrota es un triunfo; cuando el triunfo no lo es.

por Hugo Castro

¿Qué vamos a hacer con esta forma de hacer política? No sólo en la oposición, también en nuestro Partido Socialista.

Muere uno de los nuestros; uno de los grandes. El Partido tiene muchos grandes; la mayor parte desconocidos o de bajo perfil como se suele llamar a los que no buscan titulares o no se rinden ante la mediocridad del hacer en el Partido.

Se trata de nombrar al sucesor del compañero Bustos como diputado. Podríamos preguntarle a los compañeros del Partido que militan en la circunscripción que eligió a Bustos. Pero eso dejaría en manos de militantes poco “importantes” la definición. La Dirección Nacional decide elegirlo en el Comité Central donde aplica con comodidad su mayoría “democrática”. En la Alianza de mayoría –Escalona y Schilling- eligen a Schilling. Tendremos a Schilling como diputado designado.

Luego se elige la propuesta socialista para presidir la Cámara de Diputados. Bustos le había dado su sello en defensa de los derechos humanos. Algunos diputados proponen a Sergio Aguiló, reconocido luchador por los derechos humanos también; una digna relevancia del recordado Bustos. Esta propuesta debe seducir a los diputados aliados de la Concertación; se espera una gran mayoría en el PS; Aguiló se abstiene, El diputado Encina –apoyado democráticamente por la mayoría Escalona-Schilling- no se abstiene y gana 6 X 5 votos.

¿Por qué ocurrió esto? Porque Escalona-Schilling “vetaron” a Aguiló por díscolo; esta es una manera aburrida de decir por ser intransigentemente de izquierda, de oposición a la prepotencia y abuso del poder, enemigo de negociar los legítimos intereses de los trabajadores, defensor (así, a secas) de los derechos humanos. Además, decente; hombre de palabra. Chapado a la antigua, dirán los bobalicones. Huevón, dirán aquellos que no saben de dignidad.

Ganó Escalona-Schilling, ganó Encina. Perdió el PS. Perdió la Cámara de Diputados. Perdieron los luchadores de los Derechos Humanos que ven en Aguiló uno de los suyos. Perdió la caballerosidad (¡todavía existe!). Perdió una vez más la democracia en el Partido Socialista.