por Carlos Fazio, diario "Clarín"
Hace un par de semanas, en otra acción de propaganda negra y terrorismo mediático combinada con actividades de espionaje en territorio extranjero, el presidente colombiano Álvaro Uribe y sus patrocinadores en Washington fraguaron una nueva maniobra diversionista. Ahora tocó el turno a Chile.
Mediante la siembra de información falsa –un supuesto correo electrónico de un grupo de estudiantes mexicanos denominado Flores Magón, al comandante Raúl Reyes, asesinado en la operación quirúrgica en el Sucumbíos ecuatoriano el primero de marzo de 2008–, el nuevo montaje propagandístico, que contó con la colaboración de los diarios chilenos La Tercera y El Mercurio, intentó establecer presuntos vínculos entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y “extremistas” trasandinos. Entre ellos, el pueblo mapuche, miembros del Partido Comunista local y un periodista de La Moneda, Hugo Guzmán.
Con tal fin, los servicios de inteligencia de Estados Unidos y Colombia instrumentalizaron a tres connotados personeros de la ultraderecha chilena: el empresario y candidato presidencial de Renovación Nacional (RN), Sebastián Piñera –quien amasó su fortuna durante la dictadura militar y hoy es dueño de Lan Chile y Canal 11 Chilevisión–, y los senadores Alberto Espina y Andrés Allamand, anticomunistas cerriles ligados a círculos pinochetistas. El objetivo fue el mismo que se ha venido repitiendo desde que el tándem Bush-Uribe dio inicio a la segunda fase del Plan Colombia, en el marco de la “guerra al terrorismo”: regionalizar el conflicto interno colombiano para militarizar la región andina. Pero la presidenta chilena Michelle Bachelet los frenó en seco.....Leer más
22 sept 2008
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